Resurrección maría Azkue
Resurrección Maria Azkue, uno de los gigantes de la cultura vasca, nació en Lekeitio, hijo de Eusebio María Azkue probablemente el más grande poeta vasco del s. XIX, en 1864 y murió en Bilbao en 1951.
Estudió Náutica en Bilbao y, luego, en el Seminario de Vitoria donde se ordenó sacerdote. Completó sus estudios de Teología en Salamanca, Bruselas y Colonia. Estudió música llegando a componer varias obras para el teatro así como para voz y piano y música religiosa. Él y Aita Donostia, son los dos grandes etnólogos musicales vascos. Fue Catedrático de Euskara en el Instituto de Bilbao, miembro fundador de la Academia de la Lengua Vasca y su primer presidente.
Su obra lingüística y literaria es monumental: “Diccionario Vasco-Español-Francés” (1905), “Morfología Vasca” (1923), “El euskara o el Baskuence en 120 lecciones” (1897), “Euskal izkindia-Gramatica- Euskara” (1891), “Cancionero popular vasco” (1918), “Euskalerriaren Yakintza” (1935 – 1947), novelas, teatro, etc. La conferencia que dio en el Centro Vasco de Bilbao en 1901 es importante por tratarse de la primera que se da con el fin de divulgar nuestra música popular entre el público general, si bien hay que comentar que aunque los ejemplos musicales presentados fueron recogidos por el propio Azkue y, básicamente, las partes cantadas son fieles a las melodías recogidas, el acompañamiento pianístico es de una calidad excepcional sólo atribuible al numen de éste. Su tesis se basa en distinguir dos campos dentro de la música popular: el religioso y el profano, afirmando que la diferencia musical entre ambos está, fundamentalmente, en el ritmo.
Como testigo de este aserto no duda en meter en la palestra al propio Hilarión Eslava. Dentro de la música profana, presenta distintos ejemplos: canciones elegíacas, épicas, amorosas, marciales, de baile, etc.
Habla también del zortziko, del “verdadero” e imitaciones, e incluye las letras de las canciones y en su versión publicada las partituras de estas. Los 14 ejemplos están tomados de las dos vertientes de los Pirineos y en este punto hace un comentario digno de reseñar: “Según he venido rebuscando y recogiendo melodías de diversos géneros he notado que allende el Bidasoa abundan más las religiosas y las profanas de canto, sobre todo las amorosas; al paso que a este otro lado hay más profusión de música de baile. Allí además hay más poesía, como que aquí generalmente no había ni idea de ella entre los autores de las letrillas, no siendo la letra (excepción hecha del género satírico) más que un pretexto para cantar.
La gente culta, que bien pudo inculcar al pueblo la idea de la poesía,
harto que hacer tenía con vivir mirando hacia el Sur.” La conferencia además de informativa es interesante al tratar Azkue aspectos sociales de la música que raramente se discuten abiertamente: el pago de los organistas, el estado de la educación musical, etc. Termina ven que nos hizo oír en los albores de sus conocimientos musicales modesta pero simpática ópera baskongada, y que antes de terminar sus estudios ha sido laureado en público é importante certamen. En quien tengo concentradas mis esperanzas es en ese portentoso niño, espléndido regalo de las Musas, que en fecha muy reciente nos dejó asombrados”. Se refiere, y así aparecer en nota a pié de página en la edición impresa de la conferencia, a Jesús Guridi, 13 años entonces, que tanto llamó la atención en el concierto de la Sociedad Filarmónica, el 10 de enero, 1901.
Mostrando el único resultado